Sólo carne, pero corrompida...

Mierda puta, me hierve la sangre...

No me gusta repetirme; muchas veces parezco un plasta que habla una y otra vez sobre lo mismo, que da vueltas y vueltas a las mismos hechos, pero, de nuevo, he de repetirme...

Me hierve...

Supongo que esto será bueno; durante cuatro posts seguidos he olvidado lo jodido que estoy; he dejado de lado mis historias de reconstrucción, concentrándome en cosas supuestamente más importantes...

Este será el último que escribo sobre esto. Dada la actitud de los políticos hacia el tema, unos intentando apropiarse de él y otros ni siquiera dándose por aludidos, pienso que empieza a apestar. No se puede obviar la opinión de tanta gente, ser tan ciego, pensar que todos nosotros, médicos, ingenieros, funcionarios, albañiles, policías, todos, somos sólo gentuza que ha decidido tomar la calle porque somos radicales, porque no creemos en la democracia, porque queremos coaccionar a algo al resto de la sociedad...

La verdad es que algo de razón no les falta. Hace tiempo que no creo en nuestra idiocracia, y, desde luego, me gustaría poder coaccionar al amplísimo resto de la sociedad a que deje de pensar en lo bueno que está Cristiano Ronaldo y empiece a ver otras cosas...

Al grano, coño. Esto es fácil de explicar, no debería llevarme demasiado tiempo.

Empecemos con una pregunta simple:

¿Cual es la tarea de un soldado?

Algunos pensarán que la respuesta es difícil. Podemos maquillarla como queráis, podemos darle semánticas vueltas, mi especialidad, podemos romantizar la guerra, hablar del heroísmo, el altruísmo, el morir por la patria, por Dios y por mamá, y obviar que los soldados son sólo carne, carne sin cerebro enviada a hacer tres funciones primarias, aparte de la de morir:

1.- Matar

2.- Destruir.

3.- Violar.

Nadie puede discutir esto. Ni siquiera los propios soldados. De nuevo, podemos hablar de todos los millones de jóvenes que se alistaron sin pensar demasiado en sus propias vidas; seducidos, engañados por el heroísmo de películas protagonizadas por John Wayne, durante la segunda guerra mundial. Ellos nos salvaron del delirio Hitleriano para hacer un mundo más libre, más limpio de hijos de puta...

¿Y cómo lo hicieron?

Matando, destruyendo, violando...

Como diría Georges Brassens, traducido más tarde por Loquillo, sólo la carne del juego de un general. Pero eran carne con voluntad propia...

Pudieron matar, o destruir, o violar un poco menos, sin duda. Pero, en la locura que supone el dirigirte corriendo entre el fuego a un lugar lleno de seres demonizados que te temen y quieren acabar con tu vida, se puede perder la perspectiva, la empatía con otros zapateros, carniceros, médicos, abogados, veterinarios...

Carne del juego de otro general.

En esa circunstancia, quizá sea lógico perder la razón, y golpear o disparar a un niño que huye, o violar a una joven, o lanzar una bomba de hidrógeno sobre una ciudad llena de hijos de puta...

Hijos de puta como tú.

Luego, más tarde, llega el tiempo de la vergüenza. Llega un tiempo en que uno deja de ser un bebé sin experiencia; y tras recoger los vítores, el amor de tu pueblo, el dulce primer sabor de la victoria, cuando todo eso se ha ido al puto carajo, cuando vuelves a ser la basura común que eras antes de ser seducido por John Wayne, un día te vas a dormir...

...y sueñas con los ojos del niño al que disparaste, de la mujer a la que violaste...

Por ello es conveniente que las guerras las hagan los jóvenes. Tienen menos criterio. Sólo he de pensar en cómo era yo hace veinte años para saberlo...

¿Y a qué cojones viene toda esta mierda?

Expliquémonos...

Mi cabeza está ordenada de una forma muy particular. Por ejemplo: en música (por decir algo) yo no distingo entre Melendi y Alejandro Sanz. En cine, no distingo entre Arnold Schwarzenegger y Danny de Vito. Cuando leo, no distingo entre el Mein Kampf y los libros que escribe el negro de Jose María Aznar...

Son la misma mierda.

A veces, también me es difícil distinguir entre un policía y un soldado.

Conste que algunos de mis mejores amigos son policías. Algunos del grupo de rescate submarinista, otros simples munipas de a pie, otros escoltas; cuando llevas toda la vida corriendo, andando en bicicleta y levantando pesas, acabas haciendo colegas de todo tipo. Sabes lo difícil que es sacarse una plaza, entiendes que lo suyo es solamente un trabajo retribuído, a veces muy difícil, que han de juzgar situaciones límite en poco tiempo, y que la mayoría de las veces hacen solamente lo que les ordenan...

Pero casi siempre podrían golpear un poco menos...

¿Sabíais, perros uniformados, que en la plaza del Arriaga había también algún que otro policía, sentado entre la gente, protestando?

¿Sabíais que esto también se hace por vosotros?

¿Era esto una situación límite, os estaban acaso agrediendo, o directamente os ordenaron golpear a gente desarmada que no se defendía?

¿Cuándo llegará vuestro tiempo de la vergüenza?

Espero que haya llegado ya, que alguno de vuestros hijos haya visto  estas imágenes, os haya preguntado si estábais allí para esto, y os hayáis visto obligados a mentirle...

Lacayos bienpagados de mierda, no tenéis ni idea de lo que es el honor...