No todos son intocables...

Después de la desolación del primer post, he llegado a la conclusión más simple:

            Esto continúa. Al menos para algunos…

           

Para mí, es como si lo hiciese a cámara lenta.

           

Pero aquí estamos; pollinos amarrados al carro de nuevo.

            Tenía pensado escribir sobre otra cosa; seguir contando cómo veo las cosas desde mi retorcida óptica, a través del turbio filtro que la insatisfacción hace aparecer ante la vista; pero a veces, como ocurre a todo obsesivo-compulsivo sin medicar, mis líneas de pensamiento se interrumpen súbitamente, cortadas por una cuchilla inexistente, dejándome detenido un momento, y llevándome después en otra dirección, más desastrosa aún que la anterior...

            Para este post, he roto una de las primeras ridículas normas mentales que me impuse al escribir este blog: no leas periódicos, no veas informativos, no hables sobre el mundo en general, no caigas en esa mierda que la gente comenta, porque a tí te la sopla lo que ocurra en el planeta tierra…

            Supongo que no era verdad, que no me la soplaba todo.

            Comencemos, pues…

           

A veces, al puerco le llega el San Martín de la forma más insospechada…

           ¿Recordáis el filme de Robert de Palma, “Los intocables”? Me refiero a ese en el que un de Niro desquiciado interpreta a la encarnación del mal: Al Capone. El delirio legislativo de entonces hacía que tomarse unas birras fuera más o menos como ahora fumarse un petardo en un bar, y mi héroe, como siempre, era el malo. El tontaina inexpresivo de Kevin Costner hacía de buenín que al final atrapa al malo con más suerte que desvergüenza, entrullándolo por evasión de impuestos…

            Bueno, como lección histórica es probable que esta introducción no sea gran cosa; la verdad es que no se me ocurría nada más. Una película, una canción, un libro; asideros fáciles, inicios llamativos con los que comenzar a hablar de cosas más… ¿serias?. Lo verdaderamente lamentable quizá haya sido tener que meter a Kevin Costner en estas páginas; por Dios, qué asco de actor. (A “El guardaespaldas” me remito…)

Bueno, al grano. La realidad del hecho es que la policía del Chicago de los años veinte y treinta era una absoluta mezcolanza de mediocridad, ineficiencia y corrupción, más o menos como la de hoy en día. Por ello, como era completamente imposible trincarlo de verdad, tuvieron que hacerlo por la puerta de atrás, a lo cobardica: “¿Hace cuánto que no hace usted la declaración señor Capone?” “Pues, ahora que lo comenta, señor inspector, creo que más o menos hice la última con el señor presidente Calvin Coolidge; estaba en la cola de hacienda conmigo, y luego me invitó a un Martini…”

No le encerraron por los múltiples asesinatos, ni por el tráfico de alcohol, por el chantaje, ni por los cientos o miles de personas a los que jodió la vida, no…

Al final le pillaron por lo que la mayoría de los honrados autónomos de este estado hacen cotidianamente: dar por saco a hacienda y reírse en su puta cara.

Algo parecido, pero de un modo infinitamente más cutre, le ha ocurrido al banquero-político-hijo la gran puta Dominic Strauss-Kahn, un tío con nombre y calificativos llenos de guiones, y excelentísimo sucesor de mi adorado Rodrigo Rato al frente de la presidencia del FMI.

            El tiburón DSK tiene en su haber unos cuantos atropellos a la dignidad humana que han quedado impunes: como todo buen banquero-político, ha saqueado los bolsillos de la clase media-baja de estados enteros en nombre del cielo salvador anticrisis. Primero Grecia, luego Irlanda, en breve Portugal, y después quién sabe, bastardos primermundistas, quizá vosotros seáis los siguientes, por mucho que queráis esconder la cabeza bajo tierra. La verdad sea dicha; el tipejo no hizo tan loable trabajo el solo; no es más que uno de los depredadores estrella de la cadena trófica en la cual nosotros somos la presa fácil, la simple carnaza que ni corre ni es lo suficientemente inteligente como para huir a tiempo o atacar cuando debe. Si he de ser completamente sincero, creo que, como ñúes o cebras, nosotros le hemos ayudado a que nos joda, creyendo que ocultos entre la masa íbamos a salvarnos, mientras él y sus colegas carnófagos simplemente abrían la boca para engullirnos; pero para explicarme, para detallar las perversas particularidades que esta trofoeconoecología tiene para mí, quizá necesitase otro post completo, y a lo mejor la cosa quedaría menos clara que cuando intento explicar mi visión cientifico-mística del origen del universo, así que, de nuevo, al grano, que me desvío…

            La descripción de los hechos que han llevado a las portadas amarillas la foto del señor Dominic sin afeitar compareciendo ante la juez que le ha mandado a dormir a Rikers Island podría perfectamente ser como sigue: la chica encargada de la limpieza de su habitación en el carísimo hotel Sofitel de Manhattan, 3000 euros la noche, en el que se alojaba, entró en su habitación con la cotidiana intención de limpiarla, presumiendo que estaba vacía. Mientras pasaba la aspiradora, de improviso, un gorila viejuno, húmedo tras salir de la ducha, con una erección considerable para su edad, hizo uso de un enorme peso que le daba una considerable ventaja física, abalanzádose sobre ella, y sometiéndola después a unas cuantas perversiones que el amarillismo no se ha atrevido a detallar. Mientras la pobre chica se dirigía a poner la consecuente denuncia por los hechos, el caballero hizo la maleta a toda prisa, maricón el último, dejándose en la habitación gran cantidad de efectos personales, incluído su teléfono (¿qué clase de urgencia puede hacer perder al director del FMI su móvil, me pregunto?) y una buena cantidad de rastros de ADN incriminatorios que, como la chica que teóricamente debería hacer limpiado la habitación estaba en otro sitio, bastante cabreada y puteada, imagino, nadie eliminó...

            Lo curioso del caso es que este paladín de la salvación económica de estados se tiene por un seductor, fíjate tú...

            Menudo hijoputa.

            La cosa no terminó ahí; por una vez la poli sí atrapó al malo de verdad, pero casi se les escapa; le trincaron en el avión, en los asientos de primera clase, cómo no, viva la penuria económica, y las peticiones de austeridad que el FMI hace a todos los honrados y jodidos basuras sociales como tú, amigo…

            Me caía mejor Al Capone.

            ¿Y qué dice Dominic en su defensa?

            Lo curioso es que cada día dice una cosa: primero dijo que no, que ni de coña, que estaba almorzando con su hija, y luego que sí, pero que fue consentido, literalmente, “que ella lo quería”.

            Dominic, me temo que has visto demasiado porno barato... Eso no ocurre nunca.

            El caso es que yo siempre (qué raro, me ha dado por poner las palabras nunca y siempre en cursiva) apelo a la presunción de inocencia de un acusado. No hay más que recordar cual es la posición política del señor DSK en Francia: teórico líder de la ¿izquierda? y favorito en las encuestas; no hay más que hacer un poco de memoria para caer en la cuenta de cómo elimina el bulldog francés Sarnozýn a sus adversarios políticos. Pero DSK ya tiene en su haber unos cuantos incidentes de este tipo. La reportera francesa Tristane Banon tuvo la nefasta suerte de pasar por algo parecido el año 2002. El corta- pega de la prensa dice: “Aquello terminó muy violentamente pues le dije claramente que no y nos peleamos en el suelo. No solo le di un par de bofetadas, le pegué patadas, desabrochó mi sujetador, trató de abrir mi pantalón...” Al parecer, no le denunció entonces porque su madre, Anne Mansouret, era una de las dirigentes socialistas, y el asunto se arregló entre camaradas.

            Qué extraña forma tienen los políticos de arreglar las cosas. Quizá yo sea un poco bruto y de pueblo, pero cuando estos hechos ocurren sólo se me ocurre ajustar cuentas haciendo correr la sangre...

“No sé que me pasó, se me cruzó un cable” -dijo entonces el tipejo para zanjar el asunto definitivamente.

Supongo que yo no soy uno de los líderes de opinión que dirigen este ridículo cotarro que denominamos civilización occidental. Supongo que, en realidad, esto que hago es solamente gritar en silencio, hablar con amigos que quieren escucharme, abrir la trampilla para que caiga la basura a algún sitio; en una palabra: desahogarme. Pero creedme; no me equivoco si digo que un tío con la suficiente soberbia y desprecio por el resto de sus semejantes como para violentar a una mujer, más débil físicamente, cuando dice que no porque le repugna físicamente, no sólo ultraja a la mujer que le niega algo tan fácil de conseguir como el sexo. Le hubiera sido muchísimo más fácil personarse en cualquier establecimiento destinado a tal fin pagando la correspondiente suma, por alta que sea…

 No olvidemos de quién hablamos, un tío que paga 3000 euros sólo por dormir. ¿Os imagináis, pobres solteros mileuristas, como será una prostituta que cobra 3000 euros la noche? Lo que ocurre es que lo que es fácil no tiene emoción, no gusta…

A donde quiero llegar es que el señor director del FMI no sólo desprecia a la camarera del hotel. También te desprecia a ti, a tu mujer, a tus hijos, a tu perro, lo que haces, lo que piensas, lo que deseas, lo que sueñas…

Y por ello, porque es un hijo de puta con tanto poder, esto te afecta.  

Al final, mi querido Dominic, te has jodido tú mismo por no asumir lo que le ocurre a la mayoría de los hombres de tu moral, condición física y apostura cuando van envejeciendo…

           

            Que cualquier mujer que merezca la pena no te tocaría ni con un palo.